LOS DANZANTES Y LA PASTORADA DE AYERBE
Escucha la historia de los danzantes
Por dos testimonios documentales, correspondientes ambos al siglo XIX, tenemos noticia de la existencia de un grupo de danzantes en esta villa.
El primero de ellos se remonta al año 1811; en esta fecha hizo una pequeña estancia en esta localidad el mariscal francés Suchet, a la sazón gobernador de Aragón. Ayerbe, tomado por tropas francesas, agasaja al entonces ilustre visitante y a su familia con diferentes actos festivos, entre los que se dispuso la actuación de sus danzantes. Al citarlos con posterioridad Suchet manifestó que grupos de jóvenes con bastones blancos representaban una especie de danza guerrera...
Como se ve, nos está describiendo un palotiau ejecutado por los danzantes ayerbenses provistos de unos bastones pintados de blanco cuyos movimientos, recios y enérgicos, le parecieron al militar napoleónico una “danza guerrera” al ver entrechocar los tochos o bastones, como él dice.
La otra mención, ésta de carácter literario y ya más conocida, aparece en la Pastorada redactada con motivo de las fiestas de inauguración de la actual parroquia, celebraciones que tuvieron lugar entre los días 11 y 12 de abril de 1855.
Cuadro completo
Este segundo documento nos indica que este cuadro de danzantes era completo, es decir, contenía todos los elementos propios requeridos en esta clase de agrupaciones y representaciones: contaba con un mayoral, un rebadán y ocho danzantes y se decían unos dichos, alusivos a hechos de gran relevancia de la vida local.
Los danzantes, aparte de recitar cada uno la parte de la Pastorada que le correspondía, como veremos más adelante, hacían disfrutar a las gentes con sus dances y con la música que un gaitero arrancaba a su gaita de boto.
Nada sabemos, por ahora, de su indumentaria, dado que para estos casos vestirían atuendos especiales que llamarían la atención por los adornos que llevaban, véanse sino los casos de los danzantes de Almudébar, Huesca, Yebra de Basa, Apiés, etc. Una investigación más profunda llevada más adelante en la documentación municipal que nos haya podido llegar o en cualquier otra que pueda arrojar algún indicio o dato es posible que nos ofrezca alguna información aproximada sobre el particular que permita acercanos a su reconstrucción.
De la música al son de la cual danzaban tampoco sabemos absolutamente nada, al menos por ahora, por haberse perdido todo testimonio oral y escrito referente a ella.
Actuaban cuando las circunstancias lo requerían, lo cual ya ha quedado bien patente; además se sabe que asimismo actuaron el 1 de junio de 1855 durante la fiesta del Voto en el santuario de Nuestra Señora de Casbas.
Desaparición
Ahora bien muchos se preguntarán la causa por la cual desaparecieron. La contestación es bien sencilla: por la dejadez y apatía que suele campar a sus anchas por estas tierras, donde se abandona lo propio para abrazar lo ajeno, lo que llega de fuera. Después vendría la pereza, la falta de interés, se morirían quienes pudieron tener la oportunidad de recuperar este dance, nadie animaría a los jóvenes a recoger la antorcha dejada por los mayores y ¡adiós dance, adiós!
La prueba de esto que digo la tenemos muy cercana relativamente en el tiempo; hace muchos años, a la fiesta del Voto en el santuario de la Virgen de Casbas, además de con sus respectivas y magníficas cruces parroquiales, Ayerbe y Biscarrués asistían con sus pendones procesionales rivalizando a ver quién portaba el palo más largo. A alguien no le parecería bien esta costumbre y dejó de hacerse; sabemos que se hacía gracias al testimonio oral de personas mayores, algunas ya fallecidas, que la vieron practicarse pero de esta tradición no había quedado ninguna memoria escrita. Si esto pasó ayer, como quien dice, ¿qué no debió de pasar a finales del siglo XIX?
La Pastorada
El texto de ésta se recitó, como se ha expuesto anteriormente, con ocasión de la inauguración de la nueva parroquial de esta villa.
Fue compuesta por Mariano Soler y Sanclemente, miembro de la noble familia de los Soler, asentada en Ayerbe desde el siglo XVIII, por aquellas fechas magistrado en Pamplona. Primeramente redactó un texto, que conoceremos como texto A, que venía a ser una especie de borrador, que remitió a su primo Manuel Soler, con unas propuestas para que le diera su opinión. Después de las sugerencias efectuadas por éste, se hizo otro texto, más elaborado y corregido, al que daremos el nombre de texto B. Es probable que se escribiesen más textos, tal vez tantos como personajes intervienen en la Pastorada, de los que parece ser se guarda solamente un ejemplar, que igualmente lleva correcciones, el cual, según se expresa, es una “copia del original” realizada por Manuel Soler, aunque no es tal copia, ya que lleva algunas correcciones, al que vamos a dar el nombre de texto C.
Aparte de estos tres textos, redactados entre finales de 1854 y principios de 1855, todavía hay dos más, que son contemporáneos: el primero se trata de una transcripción, no demasiado bien realizada, del texto C, efectuada entre 1981 y 1982, publicada en un librito sobre Ayerbe por el Movimiento Junior, por haberse hecho una representación (más bien lectura) de esta Pastorada entre 1982 y 1985.
El otro texto es una aragonesización lingüística y refundición de los textos A,B y C de la parte correspondiente al rebadán, llevada a cabo por el autor de este artículo siguiendo el encargo de un grupo de personas ayerbenses, reunidas en comisión con la pretensión de volverla a representar, lo que no fructificó por diversos factores.
Aparte de las precedentes, una edición crítica de esta Pastorada, acompañada de notas marginales, vio la luz en el número 2 de la revista Luenga & Fablas (Consello d’a Fabla Aragonesa, Uesca, 1998, pp.83-95).
En síntesis, mediante un diálogo mantenido entre el mayoral y el rebadán más la intervención de los danzantes, narra las vicisitudes por las que pasó Ayerbe al quedarse sin templo parroquial (lo que sucedió a principios del siglo XIX, al tener que ser derruida la colegiata de San Pedro) y suplir su vacío un granero, que hizo de eventual parroquia, hasta que el gobierno de Isabel I (II en Castilla) concedió una subvención con la cual se pudo rehabilitar y acondicionar, como parroquial, la iglesia del convento de dominicos, por lo que se dan gracias a la patrona de la villa, santa Leticia, a la reina y su gobierno, al obispo de Huesca, al entonces párroco, Jaime Borra, y al marqués de Ayerbe.
Redacción bilingüe
Como toda esta clase de textos, su redacción se hizo bilingüe, es decir, en castellano y en el aragonés de Ayerbe. En ella hay un aspecto, de índole social, que llama poderosamente la atención: mientras la intervención del mayoral y los danzantes es por completo en castellano, con la aparición esporádica de algún aragonesismo, la del rebadán, personaje al que se tenía como de una categoría social baja y al que siempre se le tiene por inculto y basto, es en un aragonés muy interesante, desde el punto de vista filológico, que no vamos a analizar aquí, por no ser nuestra incumbencia en este caso.
La importancia de esta Pastorada radica en que es uno de los pocos documentos que se conocen del siglo XIX conteniendo textos en aragonés. Asimismo es interesante por la mucha información que aporta relacionada con las obras de rehabilitación del templo.
Intervención de los danzantes
Dada su extensión, renunciamos a reproducir íntegramente la Pastorada en estas páginas, remitiendo a quienes les interese a la revista anteriormente citada. Sin embargo, como colofón a este artículo, reproducimos los dichos o versos que dijeron los danzantes los días 11 y 12 de abril de 1855, ya que se sabe que danzaron ambos días, cuya redacción, como ya hemos señalado, se hizo en castellano:
Danzante I
Entre ruinas yacía
El templo que Ayerbe tuvo
Y un convento que allí hubo
Su necesidad suplía.
Mas vino la guerra impía
Que incendió el francés osado
Y fue el convento abrasado
Y la villa en su pesar
No supo dó colocar
Al Señor de lo criado.
Danzante II
Buscó luego la piedad
Un asilo pasajero
Y se habilitó un granero
Que en su estrecha mezquindad
Acogió la Majestad
Del ser que todo lo puede.
Veloz el tiempo sucede
Y de uno en otro engaño
Ni se remedia aquel daño
Ni la iglesia se concede.
Danzante III 1
Ocho lustros muy cumplidos
Pasaron sin esperanza,
Mas con el aire de bonanza
Prestó el cielo sus oídos
A nuestros tristes gemidos.
A su influjo venturoso
Se rompió el velo engañoso
Que perpetuo al fin pongamos
Y en un año ver logramos
Nuevo templo prodigioso.
Danzante IV 2
Bien puedes con regocijo
Celebrar, ilustre villa
Esta fiesta,maravilla
Que da placer a tus hijos.
Hoy tus deseos prolijos
Se cumplieron: cuando tantos
Llora sus fieros quebrantos,
Pueblos, villas y ciudads,
En amargas soledades
Troceados los templos santos.
Danzante V
A nuestra excelsa patrona
Sumisos las gracias demos,
Que mucho tal vez debemos
A la virtud que le adorna.
Después de honrar su persona,
Respirando con amor tierno,
A nuestra reina y gobierno
Un tributo le rindamos
Y en el pecho lo escribamos
Para monumento eterno.
Danzante VI
Honor también singular
Al venerable prelado
Cuyo amoroso cuidado
Nos vino en persona a honrar
Y al que anhelado probar
El título de Marqués
De esta villa que lo es
Obra digna de primor
Regaló el altar mayor
Para mostrar su interés.
Danzante VII
Con viva satisfacción
Nuestros padres desde el cielo
Aplauden el noble celo
Que corona nuestra acción.
Recibid la bendición,
Dicen llenos de bondad.
Pues con muestras de piedad
Manos disteis y jornales,
Leña, cal y vecinales,
¡Viva vuestra caridad!
Danzante VIII
Este universal contento
Que en todos los rostros brilla
Sea de virtud semilla
Y a Dios agradecimiento.
Renazca un brioso aliento
De fecunda inspiración.
No cedáis a la pasión.
Esa iglesia hoy os augura
Una fuente de ventura
Y la paz del corazón.
Aunque se han levantado voces a favor de la recuperación del desaparecido dance ésta es una tarea ardua y laboriosa donde las haya, que sólo se puede hacer si todos pusiéramos empeño, voluntad, interés y ganas; la recitación de la Pastorada parece que es una misión menos utópica y más fácil de ser llevada a la práctica, aunque para esto también se necesita la colaboración, voluntad, interés y ganas de todos. Si falla alguno de estos “requisitos” mejor es que dejemos estar las cosas como hasta ahora estaban.
Chesús Á. Giménez Arbués
NOTAS
1 En el texto B este danzante decía este otro verso, de tono mucho más crítico:
“La Iglesia el pueblo pedía/El Ayuntamiento instaba,/El Gobierno lo mandaba,/Pero no se obedecía./Los que diezmos percibían/ Y eran al coste obligados,/Sordos y desmemoriados/Siguen cobrando y riendo/Mientras el pueblo gimiendo/no toca los resultados”).
2 En el texto B se refunden los versos de los danzantes III y IV y se acumulan al cuarto